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05.08.15.- Esta extraordinaria
burbuja, que brilla como el fantasma de una estrella en la inquietante
oscuridad del espacio, puede parecer sobrenatural y misteriosa, pero es un
objeto astronómico familiar: una nebulosa planetaria, los restos de una
estrella moribunda. Esta es la mejor imagen obtenida hasta ahora de este objeto
poco conocido, ESO 378-1, captada por el VLT (Very Large Telescope) de ESO
desde el norte de Chile.
Apodada la nebulosa del Búho meridional,
esta brillante esfera es una nebulosa planetaria con un diámetro de casi cuatro
años luz. Su nombre informal está ligado a su prima visual del hemisferio
norte, la nebulosa del Búho. ESO 378-1, que también está catalogada como PN K
1-22 y como PN G283.6+25.3, se encuentra en la constelación de la Hidra.
Si lo comparamos con la duración
de la típica vida estelar (varios miles de millones de años), ESO 378-1 (como
todas las nebulosas planetarias) es un fenómeno relativamente corto que dura
solamente unas pocas decenas de miles de años.
Las nebulosas planetarias se
crean a partir del gas en expansión expulsado por estrellas moribundas. Aunque
son objetos brillantes y fascinantes en sus etapas iniciales de formación,
estas burbujas se van apagando a medida que el gas que las forma se aleja y la
estrella central se debilita.
La nebulosa planetaria ESO 378-1.
Para que se forme una nebulosa
planetaria, la estrella envejecida debe tener una masa de menos de unas ocho
veces la masa del Sol. Las estrellas más masivas terminan sus vidas de manera
dramática, explotando como supernovas.
A medida que estas estrellas
menos masivas envejecen, empiezan a dejar sus capas exteriores de gas a merced
de los vientos estelares. Cuando la mayoría de estas capas se han disipado, el
núcleo estelar caliente restante empieza a emitir radiación ultravioleta que
ioniza luego el gas circundante. Esta ionización provoca la expansión fantasmal
de las capas de gas que comienzan a brillar con refulgentes colores.
Cuando la nebulosa planetaria se
ha desvanecido, el remanente estelar arderá durante mil millones de años más
antes de consumir todo su combustible. Luego, se convertirá en una pequeña
(pero muy densa y caliente) enana blanca que, lentamente, se enfriará a lo largo
de miles de millones de años. De hecho, dentro de varios miles de millones de
años, el Sol producirá una nebulosa planetaria y luego también pasará sus años
crepusculares como una enana blanca.
Las nebulosas planetarias
desempeñan un papel crucial en el enriquecimiento químico y la evolución del
universo. Devuelven al medio interestelar el material de las estrellas, en las
que se han creado nuevos elementos como carbono y nitrógeno, así como otros
elementos más pesados. De este material pueden surgir nuevas estrellas,
planetas y, con el tiempo, incluso vida. De ahí la famosa frase del astrónomo
Sagan: "Estamos hechos de materia que procede de las estrellas".
Esta imagen proviene del Programa
Joyas Cósmicas de ESO, una iniciativa de divulgación que pretende producir
imágenes de objetos interesantes, enigmáticos o visualmente atractivos
utilizando telescopios de ESO, con un fin educativo y divulgativo. El programa
hace uso de tiempo de telescopio que no puede utilizarse para observaciones
científicas. Todos los datos obtenidos también están disponibles para posibles
aplicaciones científicas y se ponen a disposición de los astrónomos a través de
los archivos científicos de ESO.
FUENTE: WWW.LANASA.NET
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