La Orden de los de los Iluminados (Illuminatenorden en el
original alemán, compuesto derivado del latín illuminati, ‘iluminados’, y
orden) es el nombre dado a varios grupos. Históricamente se refiere a la
organización Illuminati de Baviera, una sociedad secreta de la época de la
Ilustración, fundada el 1 de mayo de 1776, la cual manifestaba oponerse a la
superstición, los prejuicios, la influencia religiosa sobre la vida pública,
los abusos de poder del Estado y apoyaba la educación de la mujer y la igualdad
entre los sexos. Con el apoyo de la Iglesia católica, el gobierno de Baviera
prohibió la organización de los Illuminati (junto con otras sociedades
secretas), y la misma se disolvió definitivamente en 1785. En los años
siguientes, el grupo fue vilipendiado por críticos, que afirmaban que los
miembros de los Illuminati de Baviera se habían reagrupado y eran responsables
de la Revolución Francesa.
En su uso posterior,
"Illuminati" se refiere a las diversas organizaciones que reclaman o
presuntamente tienen vínculos con los Illuminati bávaros originales o con
sociedades secretas similares, y con frecuencia son acusados de conspirar para
controlar los asuntos mundiales, planear eventos y ser agentes de siembra en
diversos gobiernos y empresas, con el fin de establecer un Nuevo Orden Mundial
y/o buscar el aumento de su poder político. Figura central de algunas de las
más conocidas y elaboradas teorías de la conspiración, así como de varias obras
de ficción, los Illuminati se han representado como un grupo
político/económico/esotérico al acecho y en las sombras, que constantemente
tira de las cuerdas y palancas del poder. Esta descripción puede encontrarse en
decenas de novelas, películas, programas de televisión, cómics, videojuegos y
videos musicales.
FUNDACIÓN
Adam Weishaupt, el fundador.
El profesor de derecho
eclesiástico y filosofía práctica de la universidad de Ingolstadt, Baviera,
Adam Weishaupt (1748-1830), fundó el 1 de mayo de 1776, con dos alumnos suyos,
la Asociación de los perfectibilistas (Bund der Perfektibilisten, en el
original alemán, formado por "Bund", asociación, y un derivado del
latín perfectibilis, 'perfeccionable'). Como símbolo de la organización eligió
el mochuelo de Atenea, la diosa griega de la sabiduría. De trasfondo se
encontraba el clima intelectual universitario, prácticamente dominado por los
jesuitas, orden disuelta tres años antes.
Weishaupt, con veintiocho años,
era el único profesor de Ingolstadt sin pasado en la Compañía y se encontraba
correspondientemente aislado del cuerpo docente, también debido a su entusiasmo
por las ideas de la Ilustración. Para ofrecer protección a los alumnos de las
intrigas jesuíticas, que presuponía por todas partes, pero sobre todo para
proporcionarles acceso a la literatura crítica eclesiástica contemporánea,
fundó la «Asociación de sabiduría secreta», en cuyos comienzos no era más que
un círculo de lectores anticlericales con un máximo de veinte miembros. Aparte
de esto, el fundador vio en la Orden Rosacruz, una orden mística espiritual
perteneciente a la masonería, un mal siempre creciente que debía combatirse.
Weishaupt informó de sus razones para la fundación de la sociedad en su carta
Pythagoras oder Betrachtungen über die geheime Welt- und Regierungskunst:1
Pero dos hechos fueron decisivos. Incluso
para este tiempo en 1776, un oficial en Burghausen llamado Ecker había fundado
una logia orientada hacia la alquimia y que había comenzado a extenderse
velozmente. Un miembro suyo llegó a Ingolstadt, a anunciarse allí y a atraer a
los más brillantes entre los estudiantes. Por desgracia, su selección recayó
precisamente en aquellos a quienes ya les había echado el ojo. El pensamiento
de haber perdido de esta forma a jóvenes tan prometedores, y verlos ahora
acercándose a la alquimia y majaderías semejantes, fue para mí tormentoso e
insoportable. Por esto fui a pedirle consejo a un joven, en quien había puesto
toda mi confianza. Y me animó a utilizar mi influencia sobre los estudiantes y
estos excesos mediante una vacuna, administrada mediante la fundación inmediata
de una sociedad.
La orden tomó un primer impulso
en 1778, cuando un antiguo alumno suyo y presidente del Palatinado Renano la
reorganizó. Weishaupt propuso como nuevo nombre Bienenorden, la 'Orden de las
abejas', porque se imaginaba que los afiliados deberían recopilar el néctar de
la sabiduría dirigidos por una abeja reina, pero al final se prefirió Bund der
Illuminaten (Unión de los Iluminados) y después, Illuminatenorden ('Orden de
los Iluminados'). De la asociación de sapiencia se crearía ahora una orden
secreta, que no podía negar la huella de su modelo organizativo, la Compañía de
Jesús.
BREVE FLORECIMIENTO
La siguiente reorganización
sucedió en 1780 tras la adhesión del aristócrata bajo sajón Adolph von Knigge.
Tal como el propio Weishaupt confesó, no existía «en absoluto, sólo en su
cabeza». Y en 1782 Knigge le proporcionó a la orden una estructura
paramasónica, con Weishaupt y Knigge —entre otros— como directores sobre el
llamado «Areópago».2 Con esta nueva distribución, que se detallará más
adelante, consiguieron los Iluminados reclutar a muchos masones e infiltrarse
en logias enteras.
De trasfondo estaba la crisis
iniciada hacia 1776 entre los niveles altos masónicos alemanes con la ruptura
de la Estricta observancia templaria. Karl Gotthelf von Hund und Altengrotkau
había conseguido atraerse a las diferentes logias hacia su mandato mediante
este rito más bien apolítico-romántico, que aseguraba ser sucesor de la orden
Templaria, disuelta en 1312. Durante muchos años, además había afirmado
mantenerse en contacto con «Superiores desconocidos», que le habían iniciado en
la francmasonería. Como al fallecer en 1776 ningún tipo de «Superiores
secretos» contactara con ellos, había gran confusión en la logia. En la
convención masónica de la Estricta observancia, acontecida en Wilhelmsbad entre
el 16 de julio y el 1 de septiembre de 1782, Knigge y su segundo representante
de los Iluminados, Franz Dietrich von Ditfurth, un ilustrado radical
manifiesto, se ganaron el liderazgo de opinión para su orden. El sistema
templario fue abandonado, y la orden de la Rosacruz quedó en minoría en su
esfuerzo por mantener esa tradición. Ambos iluminados consiguieron incluso, con
Johann Christoph Bode, ganarse a un representante principal de la Estricta
observancia.
CRISIS Y PROHIBICIÓN
El número de miembros aumentó
rápidamente, sin embargo este éxito suponía a la vez el comienzo del final:
Knigge amenazó epistolarmente con delatar sus secretos a los jesuitas y a los
rosacrucianos, reforzando la desconfianza y preocupaciones de Weishaupt. Ya que
Knigge y Bode hubieran incorporado al príncipe Karl von Hessen-Kassel y a
Ferdinand von Braunschweig, así como al duque Ernst von Sachsen-Gotha y Carl
August von Sachsen-Weimar, todos ellos representantes de la autoridad
absolutista. Estas sospechas no estaban infundadas, pues Carl August y su
consejero privado Goethe se habían afiliado con el único fin de investigar a la
Orden.
Como resultado se agudizaron las
discrepancias entre Weishaupt y Knigge hasta el punto de que la orden amenazaba
con disolverse. En febrero de 1784, para eso se convocó en Weimar un tribunal
arbitral llamado “congreso”. Para sorpresa de Knigge, el juicio del congreso en
el que participaron, entre otros, Johann von Goethe, Johann Gottfried Herder y
Herzog Ernst von Sachsen-Gotha, fue que debía construirse un nuevo Areópago.
Este parecía ser un compromiso tolerable. Pero como era previsible que el
fundador de la orden siguiera siendo influyente aún sin presidencia formal en
el Areópago, ello significaba una clara derrota para Knigge. Se acordó entonces
el silencio y el retorno de todos los papeles, y el primero de julio abandonó
Knigge la orden. Y en el tiempo siguiente se apartó de los “estragos de la
moda” de querer arreglar el mundo mediante sociedades secretas. Por su parte
Weishaupt le entregó la dirección de la orden a Johann Martín, conde de
Stolberg-Roßla.
Durante las disputas internas,
las asociaciones secretas habían atraído sobre sí la atención de las
autoridades bávaras. Eran el blanco de sospechas de asesinatos afines a la
ilustración, que pretendían alterar el orden tradicional, infiltrándose entre
los funcionarios públicos para alcanzar un «Estado razonable».3
Consecuentemente, el 22 de junio de 1784 el príncipe elector Karl Theodor
prohibió todas las «comunidades, sociedades y fraternidades» fundadas sin su
aprobación señorial.
Carlos II Teodoro de Baviera
(aquí en un retrato de 1763) prohibió la orden mediante varios edictos entre
1784 y 1785.
El dos de marzo de 1785, bajo
presión de Peter Frank, canciller barón de Kreittmayr, el barón rosacruciano de
Törring y otros cortesanos, se promulgó un edicto adicional, que esta vez
prohibía a los Iluminados y a los Francmasones llamándolos por su nombre, y
considerándolos altos traidores y enemigos de la religión. Mediante registros
domiciliarios se confiscaron varios papeles de la orden que aportaron sucesivos
indicios sobre la radicalidad de sus propósitos. Documentos encontrados en un
mensajero difunto informaron sobre el nombre de un miembro. Ese mismo año el
papa Pío VI aclaró en dos cartas al obispo de Freising (18 de julio y 12 de
noviembre), que la adhesión a la orden era incompatible con la fe católica.
A consecuencia de las
prohibiciones de 1784-1785 se produjeron las persecuciones de miembros. Se
llegó a registros domiciliarios y confiscaciones, algunos consejeros y
oficiales perdieron el puesto, algunos miembros fueron desterrados, pero nadie
resultó encarcelado.4 El mismo Weishaupt cuyo papel fundador se desconocía al
principio, resultó sospechoso, pero sólo huyó cuando tuvo que admitir la fe
católica, primero a la ciudad imperial libre Ratisbona, y en 1787 otra vez a
Gotha, donde Herzog Ernst le proporcionó una consejería áulica sinecura.
En abril de 1785 el conde
Stolberg-Roßla declaró la orden oficialmente suspendida –tras aboliciones
temporales–. Bode aprovechó la coyuntura para conservar la asociación con
vida.5 E intentó resucitar la misma con ayuda de la Iglesia minerval de Weimar
y la Orden de los amigos invisibles, pero debió abandonar ese proyecto en 1790
debido al clima estrictamente anti-iluminista de los años revolucionarios. Los
investigadores están generalmente de acuerdo, en que la desarticulación de la
orden de los Iluminados fue completa.
El 16 de agosto de 1787 se
promulgó un tercer y más estricto edicto de prohibición, so pena de muerte, del
reclutamiento de miembros para masones e iluminados. Continuaban entonces en
los círculos autoritarios, rumores de una supervivencia de los Iluminados.
Estas promulgaciones desataron
una primera histeria anti-iluminista, especialmente se sospechaba de las
agitaciones de las asociaciones secretas ilustradas radicales. Una segunda ola,
claramente más enérgica, sucedió durante la Revolución Francesa, pues el miedo
a los jacobinos se fundió con el anterior a los Iluminados. En este estado
anímico, el ministro de Estado bávaro Maximilian von Montgelas –quien a su vez
había sido iluminado– hizo prohibir todas las organizaciones secretas al llegar
al poder en 1799, y otra vez en 1804. Cómo de fuerte era la fascinación pública
en los años en torno a la Revolución Francesa por las misteriosas e
inquietantes sociedades secretas e iniciáticas, se nota por diversas obras
literarias de la época, desde Der Geisterseher de Schiller hasta Der
Groß-Cophta de Goethe y las inquietantes sociedades de Los años de aprendizaje
de Wilhelm Meister, pasando por Jean Paul Die unsichtbare Loge (1793).
Placa conmemorativa: "En el
edificio trasero Sala de los Iluminados 1782-1785, etc.".
Hoy recuerda en Ingolstadt sólo
una placa conmemorativa en el edificio en el que se encontraba la sala de
reuniones de los Iluminados. El edificio se encuentra actualmente en el número
23 de la calle Theresien, antes llamada Am Weinmarkt 298, en la zona urbana
exclusiva para viandantes.
OBJETIVOS
La orden de los Iluminados estaba
comprometida con el modelo ilustrado. La meta era la mejora y el
perfeccionamiento del mundo en el sentido de libertad, igualdad, fraternidad,
la mejora y perfeccionamiento de sus miembros (de ahí también el viejo nombre
Perfectibilistas). Weishaupt escribió en 1782 en un discurso:
Quien también generalmente quiere iniciarse
en la libertad, la amplia iluminación en general: pero la Iluminación no
consiste en el conocimiento de palabras, sino de cosas, no se trata de la
comprensión de conocimientos abstractos, especulativos, teóricos, que inflan el
espíritu, pero no mejoran el corazón.
Rede an die neu aufzunehmenden Illuminatos
dirigentes.
Según Weishaupt el medio para
alcanzar la libertad era principalmente la educación, pero no sólo la
aportación externa de conocimientos, sino en primera línea la formación del
corazón, la moralidad, que debería capacitar a los individuos para
autodominarse, y por lo tanto serían superfluas otras formas de dominio como el
despotismo de los príncipes absolutistas, pero también el despotismo espiritual
ejercido por la Iglesia católica. Los modales de las viejas costumbres serían
también condición y camino para una sociedad libre e igualitaria sin príncipes
ni iglesia.
Como Weishaupt explicó en su
discurso cit. supr., la historia misma estaría de su parte: recurriendo a
pensadores como Joachim von Fiore presentó una historia filosófica entre
periodos temporales: en la «Infancia de la humanidad» no había ni dominio ni
propiedad ni ansias de poder. Eso comenzó en la «Época juvenil», con el
surgimiento de los primeros estados, que se desviaban más y más hacia el
despotismo. De ahí surgió la nostalgia del paraíso perdido de la ausencia de
dominio: «el despotismo mismo debería ser el medio para facilitar el camino a
la libertad» escribió Weishaupt en una redacción para la clase de misterio de
su orden. En el «tiempo de la madurez» el género humano superará el despotismo
sin violencia a través de la provocación de la nostalgia, de la libertad,
mediante la ilustración y mediante el autodominio que Weishaupt impartía. Para
difundir ahora esta ilustración y para devolver a los hombres a la «tierra
prometida», debía de ser la tarea de las escuelas ocultas de sabiduría, a
quienes Weishaupt les presuponía una línea tradicional ideal desde los
protocristianos hasta los masones. Aunque es verdad que los francmasones
declaran ser apolíticos, los Iluminados les servirían como máscara. Finalmente
un «Tiempo de decadencia» iniciará un nuevo ciclo.
En esta representación histórica
se mezclan el milenarismo medieval y las utopías modernas, las profecías
premodernas de un mundo redimido y pronósticos modernos de como se alcanzarían
por propias obras. Weishaupt compatibilizó ambos mensajes contradictorios: por
un lado, predicó el quietismo, que exoneraba a sus miembros de cualquier
responsabilidad del progreso histórico; y por el otro, exigía un activismo
subversivo que socavara activamente el sistema de gobierno imperante. Cuál de
ambos aspectos primaría, lo dejó pendiente. Eso significa por una parte que era
solo cuestión de esperar, pues el tiempo del despotismo absolutista finalizaría
desde una lógica interna casi por sí mismo. Weishaupt sostenía que los
iluminados participarían solamente por su actividad, incluso mediante su mera
presencia, en la abolición del despotismo.
La abolición del sistema
absolutista no debería pues conseguirse mediante la vía revolucionaria, sino
por los recursos personales políticos: querían conquistar más y más posiciones
claves estatales absolutistas, para sucesivamente conducirlas a su propia
violencia. En los últimos estadios utópicos, sobre si y cómo el estado sería
realmente disuelto tras alcanzar el poder o si simplemente los iluminados los
reemplazarían en una especie perfeccionada de despotismo ilustrado, es algo
sobre lo que Weishapt no dio datos.
ORGANIZACIÓN
Símbolo de los Illuminados de
Baviera: el Mochuelo de Minerva.
Los Iluminados son una de las
muchas sociedades y asociaciones caracterizadas por la formación del fenómeno
moderno de la opinión pública durante la ilustración, tal como Jürgen Habermas
describió en 1962 en Historia y crítica de la opinión pública. Durante las
castas sociales premodernas sucedía en la iglesia o en la corte y pervivía
ahora: la posibilidad de traspasar las fronteras estamentales para reunirse en
niveles sociales al menos a priori igualitarios, en las sociedades lectoras, o
diversas asociaciones cartitativas (como las sociedades de amigos del país), en
los francmasones y los rosacrucianos o incluso en las sociedades secretas como
los Iluminados.
A diferencia de otras sociedades,
los Iluminados tenían un programa político explícito, mientras que entre los
francmasones por ejemplo son indeseables las disputas religiosas, confesionales
o políticas. También se reconocen los masones por su afiliación, y no son, a
diferencia de los Iluminados, estrictamente secretos. Aunque los Iluminados
adoptaron aspectos masónicos como la logia y la jerarquía, también es cierto
que ni pertenecían a la misma orden ni cooperaban en organizaciones francmasónicas
nacionales, como la gran logia o el gran oriente.
Para infiltrarse mejor en ellos,
Knigge dotó a la orden de una estructura apoyada en la masona con grados
titulados muy imaginativamente, y cada uno de los cuales tenía su propio ritual
iniciático y «secretos», que se les revelaba a los iniciados: un «criadero» que
introduciría novatos en la esencia de la logia y la sociedad secreta, compuesta
de los grados «novicio», «minerval» (deriv. de Minerva), e «iluminado
inferior». La «clase masona» tomada de la masonería contenía el grado «peón»,
«oficial», «maestro», «iluminado mayor» e «iluminado regente». Coronaba la
orden la clase mistérica, compuesta por los grados «sacerdote», «Regent»,
«Magus» y «Rex» ('gobernante') y cuyos reglamentos y ritos, debido al breve
tiempo que supervivió, no llegaron a redactarse.
Asimismo, como mistificación de
gran efecto publicitario, cada miembro de la orden recibe al iniciarse un
nombre secreto (o de guerra), que nunca era cristiano, o como mínimo, de origen
ortodoxo: Weishaupt se llamó así mismo con el significativo nombre de
Espartaco, el cabecilla de las revueltas esclavas romanas; Knigge era Filón de
Alejandría, un filósofo judío; Goethe recibió el nombre Abaris, por un mago
escita. También la geografía recibía nombres secretos (Múnich, p. ej., se
llamaba Atenas; el Tirol, Peloponeso; Fráncfort era Edessa; e Ingolstadt,
Eleusis). Incluso hasta la fecha se indicaba según un calendario secreto de
nombres mensuales persas y cuya numeración anual comenzaba en el 632.
Los nombres de la orden
contribuían a la igualdad entre iluminados: ya que los dos primeros grados sólo
se llamaban por los nombres de la orden, no podían saber unos de otros, quién
era noble, quién burgués, quién profesor universitario, quién sólo camarero o
estudiante. Aparte de esto, formaban parte de un rígido programa educativo, que
la orden le imponía a sus miembros. Cada iluminado debía no sólo darle
explicaciones a su tocayo espiritual, sino que también recibía de los
superiores de la orden una cuota literaria mensual, en la que obras deísticas e
ilustradas ocupaban un lugar principal y en grado creciente. Su evolución moral
y espiritual debía además que hacerla constar en un diario llamado cuaderno
Quibuslicet (del lat. “quibus licet”, ‘a quién le está permitido leerlo'). En
caso de que estuvieran mal hechos o no contuvieran los avances previstos,
respondía el mando de la orden con una carta de reproche.
Junto a la completa igualdad
dentro de los grados, había una división jerárquica entre los distintos
escalafones muy marcada. Esta dejaba mostrar ya en los juramentos, que cada
iniciando debía prometer solemnemente.
Eterno silencio, firme lealtad, fidelidad y
obediencia a todos los superiores y estatutos de la orden.
Además de la estricta jerarquía había
que añadir la estructura esotérica de la orden, lo que significa que a los
novatos se les engañaba conscientemente sobre esta auténtica meta. En la
“guardería” significaría que el nuevo no era para nada el objetivo de la orden.
Para socavar los regímenes terrenales o
espirituales, apropiarse del dominio mundial y etcétera. De haberse imaginado
nuestra sociedad desde esos puntos de vista, o si han entrado con esas
intenciones, se han engañado completamente.
Porque en los grados superiores
de la orden se les revelaría el “mayor de todos los secretos”, que tantos desean
con ansia, tan a menudo han buscado estérilmente el arte de regir a los
hombres, de conducirlos a lo bueno […] y después guiarlo todo, con lo que los
hombres hasta ahora sueñan y sólo a los más iluminados les parece posible.
Reinhart KoselleckKritik und Krise.
El arcano más profundo de los
Iluminados era su propio sistema de dominio moral, ya practicado entre los
numerarios, pero que también debía aplicarse fuera. Este fraude y tutelaje a
los miembros de grados inferiores pronto provocó críticas incluso dentro de la
orden. Le debían a la meta de Weishaupt, la perfección del individuo por
sugerencia de la propia educación y la dirección oculta. La condición a estas
mejoras del individuo le parecía que era el conocimiento de todos sus secretos.
Esto parece haberlo adoptado de su peor enemigo: los jesuítas, cuya obediencia
era ciega y su atenta pero efectiva manipulación humana era mediante la
penitencia. Sobre todo la orden permanecía, como el investigador Agethen
constató, unida a sus enemigos por un cruce dialéctico: para emancipar al
individuo del dominio mental y espiritual eclesiástico, se aplicó el método
jesuítico de examen de conciencia; para transportar al cortejo triunfal
ilustrado y de la razón, se tenía un sistema extremo y un montaje místico que
recordaba las ensoñaciones irracionales rosacrucianas; y para finalmente
liberar a la humanidad del despotismo principesco y real, se avasallaba a los
miembros con un sistema de auténtico control y psicotécnicas totalitarias.
MIEMBROS
Los Iluminados tuvieron algo de
éxito: a comienzos del año 1780 llegó la orden en setenta ciudades del reino a
tener entre mil quinientos y dos mil miembros, de los cuales algo de un tercio
eran masones. Los puntos clave eran Baviera y las ciudades turingias Weimar y
Gotha; fuera de Alemania sólo puede demostrarse su presencia en Suiza.
El sociohistórico Eberhard Weis
investigó exhaustivamente la estructura social de la orden y descubrió que cosa
de un tercio de sus miembros eran nobles y por lo menos un doce por ciento,
clérigos. Casi el setenta por ciento de los iluminados habían recibido
formación académica, el número de trabajadores manuales rondaba un veinticinco
por ciento, un número muy superior al de los comerciantes, que con un diez por
ciento estaban claramente infrarrepresentados. Casi la mayoría de los
iluminados, casi las tres cuartas, se componía de funcionarios y demás
trabajadores públicos, que de cara a la meta de la organización de derribar el
estado absolutista, no puede sorprender. El mismo Weishaupt presumía en 1787
con orgullo que la orden había conseguido incorporar a más de un décimo del
funcionariado bávaro. Especialmente significativo era este éxito de
infiltración en los colegios censores bávaros, que hasta la intervención del
príncipe elector en 1784, se componía casi exclusivamente de iluminados. Y
acorde fueron las intervenciones de la autoridad: se prohibieron escritos de
exjesuítas y otros antiilustrados o escritos clericales, incluso hasta libros
de rezos, y en cambio se fomentó la literatura ilustrada.
Este éxito temporal no puede
engañar de que la orden estaba compuesta en su mayor parte de académicos
secundones, que acudían a ella, porque se esperaban posibilidades, una oportunidad,
correlacionada con el concepto de infiltración de Weishaupt. Estas metas les
resultaban desconocidas a los novatos. La meta real, a saber, la de formar a
las elites políticas e intelectuales de la sociedad, la consiguieron poco. De
las esperadas excepciones mencionadas (Goethe, Herder, Knigge), todos los
representantes significativos de la baja ilustración alemana o se mantuvieron
apartados (Schiller, Kant, Lessing, pero también Lavater) o se fueron
decepcionados por la rígida estructura (Nicolai). De una amenaza real de los
estados bávaros por «el ratón de biblioteca Weishaupt y sus camaradas,
utopistas en el buen sentido y en el ridículo» no puede haber duda, pero sí que
«el reto que les supuso a los viejos poderes fue, incluso de esta forma tan domada,
aún demasiado grande.
Otros miembros
Anton von Massenhausen
Johann Christian Ehrmann
MITOS Y TEORÍAS CONSPIRATIVAS
Las cartas de Pike a Mazzini
La cueva de los iluminados en
Aigen (Salzburgo) (vid. Castillo Aigen), un ejemplo de la embellecida imagen de
la Orden para el Sturm und Drang.
Quienes apoyan las teorías
conspirativas, citan como por ejemplo la presunta existencia de una serie de
cartas escritas entre los años 1870 y 1872, que se conservarían en los archivos
de la biblioteca del Museo Británico entre un antiguo militar confederado
llamado Albert Pike (De hecho el único representante de la Confederación, y a
la vez miembro activo del Ku Klux Klan, honrado con una estatua en Washington
D.C.) y el francmasón y carbonario Giuseppe Mazzini, un filósofo y político
italiano que se esforzó por unificar los estados italianos y quien había sido
seleccionado por los Illuminati para dirigir sus operaciones mundiales en 1834.
El Museo Británico desmiente la
existencia de dichas cartas.
Según William Guy Carr, en una de
las cartas fechada el 15 de agosto de 1871, Pike le hace saber a Mazzini el
plan de los Illuminati para el futuro del mundo:
Fomentaremos tres guerras que implicarán al
mundo entero.
La primera de ellas permitiría derrocar el
poder de los zares en Rusia y transformar ese país en la fortaleza del
comunismo ateo necesaria como una oposición controlada y antítesis de la
sociedad occidental. Las divergencias causadas por los "agenteur"
(agentes) de los Illuminati entre los imperios británico y alemán serán
utilizados para provocar esta guerra, a la vez que la lucha entre el
pangermanismo y el paneslavismo. Un mundo agotado tras la guerra, no
interferirá en el proceso de construcción de la "nueva Rusia" y el
establecimiento del comunismo, que será utilizado para destruir los demás
gobiernos y debilitar a las religiones.
La segunda guerra mundial se desataría
aprovechando las diferencias entre la facción ultraconservadora y los sionistas
políticos. Se apoyará a los regímenes europeos para que terminen en dictaduras
que se opongan a las democracias (Nazismo, Fascismo, Comunismo y Socialismo) y
provoquen una nueva convulsión mundial cuyo fruto más importante será el
establecimiento de un Estado soberano de Israel en Palestina que venía siendo
reclamado desde tiempos inmemoriales por las comunidades judías. Esta nueva
guerra debe permitir consolidar una Internacional Comunista bastante fuerte
para equipararse a la facción cristiana/occidental.
La tercera y definitiva guerra se desataría
a partir de los enfrentamientos entre sionistas políticos y los dirigentes
musulmanes. Este conflicto deberá orientarse de forma tal que el Islam y el
sionismo político se destruyan mutuamente y además obligará a otras naciones,
una vez más divididas sobre este asunto, a entrar en la lucha hasta el punto de
agotarse física, mental, moral y económicamente... Liberaremos a los nihilistas
y a los ateos, y provocaremos un formidable cataclismo social que en todo su
horror mostrará claramente a las naciones el efecto del absoluto ateísmo,
origen del comportamiento salvaje y de la más sangrienta confusión. Entonces en
todas partes, los ciudadanos, obligados a defenderse contra la minoría mundial
de revolucionarios, exterminará a esos destructores de la civilización, y la
multitud, desilusionada con el Cristianismo, cuyos espíritus deístas estarán a
partir de ese momento sin rumbo y ansiosos por un ideal pero sin saber dónde
hacer su adoración, recibirán la verdadera LUZ a través de la manifestación
universal de la doctrina pura de "Lucifer", sacada a la vista pública
finalmente. Esta manifestación resultará del movimiento reaccionario general
que seguirá a la destrucción del Cristianismo y ateísmo, ambos conquistados y
exterminados al mismo tiempo.
Citado según William Guy Carr, en Peones en el juego, 1955.
REVOLUCIÓN FRANCESA
Véase también: Teorías de la
conspiración masónica en la revolución francesa
No por último se les ha hecho
responsables de la Revolución Francesa. Esta grave sospecha fue formulada por
primera vez en 1791 por el párroco francés Jacques François Lefranc en su libro
Le voile levé pour les curieux ou les secrets de la Révolution révéles à l'aide
de la franc-Maçonnerie (El velo destapado para los curiosos o los secretos
revolucionarios de la ayuda francmasona). Su posterior difusión se la debe sin
embargo a otros dos autores, que poco después compusieron extensas obras sobre
los orígenes revolucionarios franceses: el exjesuita francés Augustin Barruel y
el erudito escocés John Robison. Ambos intentaron, con mutua independencia,
demostrar que no desataron la revolución ni la permanente presión del tercer
estado, ni la difusión de los ideales ilustrados, ni la mala cosecha del año
previo ni tampoco la mala gestión de la crisis por el rey Luis XVI, sino que
fueron los Iluminados. Para esto aportan principalmente tres pruebas:
Casi todos los cabecillas
revolucionarios importantes eran masones. La equiparación incondicional de
ambas sociedades es, como ya se advirtió previamente, falso.
1)
Existían efectivamente logias masonas en la
Francia postrevolucionaria autonominadas –de forma parecida a la orden de
Weishaupt–, "Les Illuminés".
2)
Que estos grupos eran muy pequeños y tuvieron
poca influencia, estorbaba tan poco como el hecho de que los iluminados
franceses siguieran una línea más bien mística-martinista y tenían poco que ver
con los ilustrados radicales como Knigge y Weishaupt.
3)
Era sabido, que Johann Christoph Bode viajó a
París en 1787. En motivo de su desplazamiento, que sólo duró entre el 24 de
junio hasta el 17 de agosto, no tenía nada que ver con el estallido
revolucionario, sino que le habían invitado a una convención masona, pero que a
su llegada ya había terminado.
A la tesis de que los Iluminados
se encuentran tras la Revolución Francesa, le faltan todas las bases. Sin
embargo tuvieron Barruels y Robinsons mucho éxito. En el ámbito germano,
extendió principalmente estas teorías el fugaz diario conservador Eudämonia
(1795-1798).9 Hasta hoy no han perdido estos escenarios conspirativos su
fascinación sobre muchos publicistas y agrupaciones radicales de extrema
derecha.10 Notables aquí son por ejemplo Nesta Webster, una fascista británica
veintecentista, famosa teorética conspiradora, el estadounidense John Birch o
el predicador cristiano estadounidense Pat Robertson. También la obsesión, con
las teorías conspirativas antisemitas como Des Griffin y Jan Udo Holey siempre
imaginando nuevos rastros de la orden, muestran la estrecha conexión entre el
radicalismo de derechas y la paranoia anti-iluminista.
Estas tenaces teorías
conspirativas fueron entre otras cosas alimento para algunos grupos ocultistas
o teosóficos que intentaron estilizarse como supuestos Iluminados,
desaparecidos hacía siglos: el historiógrafo Leopold Engel fundó en 1896 por
ejemplo la Unión mundial de los Iluminados («Weltbund der Illuminaten»), que
actuaba a imitación de la orden de Weishaupt. Ya en 1929 se había eliminado
esta asociación del registro berlinés. También la Ordo templi orientis surgida
en 1912 o los Iluminados de Thanateros, fundados en 1978, intentaron situarse
en la línea tradicional de los iluminados bávaros, pero sí que no tenían nada
que ver con el radicalismo ilustrado-racionalista de la orden de Weishaupt,
Bodes y Knigges.
OTRAS TEORÍAS
Los Iluminados sobrevivieron a su
prohibición y son responsables de numerosos fenómenos, considerados
desagradables por los difusores.
Disfrutan de una especial
popularidad las teorías conspirativas según las cuales habrían influido el
surgimiento de los Estados Unidos. Pero se las considera insostenibles sobre la
base de la sucesión de acontecimientos de las guerras emancipatorias
norteamericanas comenzadas el año 1775, es decir, previas a la formación de la
orden.
La única reminiscencia real de
los Iluminados de Baviera, es la Orden Illuminati, cuyo Gran Maestre es Mike
Melo, fracomasón y reconocido por el Supremo Consejo Iluminista del Sur de los
Estados Unidos que fuera precedido en tiempos anteriores por Albert Pike,
incluso, este individuo (Melo) cuenta con los registros legales y el uso de imagen
legal de la institución que fuera formada en 1776.
Otras teorías sostienen que los
illuminati están detrás del apoyo financiero de colectivos sociales como el
feminismo o el movimiento gay con la intención de fracturar y confundir a la
sociedad llevándola hacia la «degeneración moral».[cita requerida] Se trataría
de movimientos sociales que que habrían sido puestos en marcha y financiados
por las redes ocultistas mundiales.
EN LA LITERATURA DE FICCIÓN
A los Iluminados se les
representa con asiduidad en las novelas populares, por ejemplo en la trilogía
"Illuminatus!" de Robert Shea (1933-1994) y Robert Anton Wilson, en
"Un grito en las tinieblas" de Daniel González, en "El péndulo
de Foucault" de Umberto Eco, se les hace referencia en la novela juvenil
"Túneles" de Brian Williams y Roderick Gordon. Se les representa como
bribones tenebrosos, tejedores de complots turbios o conspiradores demoníacos,
pues los citados autores no se inspiran en hechos demostrados de historias
sobre la orden moderadas por los hechos, sino preferiblemente de las teorías
conspiratorias, que sobre ellos circulan. No obstante se mantienen hoy a menudo
estos detalles ficticios sobre los Iluminados como erróneamente ciertos.
Tampoco fueron Galileo Galilei (1564-1642) ni Gian Lorenzo Bernini (1598-1680)
miembros de la orden, como Dan Brown indica en su novela "Ángeles y
demonios" , ni tampoco se encontraban en una tradición milenaria desde los
druidas celtas pasando por la secta de los ḥašīšiyyīn y los templarios con el
objetivo de encontrar el “umblicus telúricus”, el ombligo del mundo.
Especialmente popular es la
suposición extendida en las novelas, de que los Iluminados poseyeron
determinados símbolos, con la cual se hacía reconocible existencia para los
iniciados. A esta simbología presuntamente iluminada pertenecen entre otros
- El ojo panóptico.
- El ojo panóptico en la cúspide de la pirámide
(véase también: sello de los Estados Unidos).
- El número 13.
- Ambigramas.
Ninguno de estos símbolos pueden
asociarse históricamente con los Iluminados. Parece también poco plausible que
una conspiración de ámbito internacional, como suele atribuírseles, deje sus
símbolos por todas partes. Los Iluminados utilizaban sólo un símbolo para la
“escuela de secreta sabiduría”, a saber, el mochuelo de Minerva.
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Véase también
Conspiraciones
Carbonarios
Alumbrados
Francmasonería
Grupo Bilderberg
Nuevo orden mundial
Nuevo Orden Mundial
(conspiración)
Teorías de la conspiración
masónica
Adam Weishaupt
Enlaces externos
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En español
Historia y sitio web oficial de
la Orden Illuminati
Sociedades secretas y las teorías
de la conspiración, sitio digital 'Noticias Yahoo', 19 de junio de 2014.
En inglés
ConspiracyArchive.com (archivos
de conspiraciones de illuminati)
Illuminati Conspiracy Part One: A
Precise Exegesis on the Available Evidence by Terry Melanson
IlluminatiArchives.org (America's
Illuminati Occult Conspiracy [La conspiración oculta de los illuminati de
Estados Unidos]: A Brave New World Order).
NewAdvent.org (entrada de The
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Sacred-Texts.com Complete text of
'Proofs of a Conspiracy...' b by John Robison (1797) at sacred-texts.com
Scribd.com (Teoría de una nueva
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En francés
Catholica.Presse.fr (Augustin
Cochin et l'interprétation du processus révolutionnaire, por Bernard Dumont).
Wikisource contiene obras originales de o
sobre Beurkundete Geschichte des Illuminaten-Ordens von Franz Xaver von Zwack.
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sobre Iluminados de Baviera.
Die Illuminaten, Seminararbeit
von Hans Georg Schmieg, Jens Scherbl, Christian Plank & Andreas Gündisch,
2004 (auch als PDF; 82 S. / 11 MB)
Weishaupts Gespenster oder
Illuminati.org revisited. Zur Geschichte, Struktur und Legende des
Illuminatenordens, Aufsatz von Marian Füssel auf der Website der Universität
Münster, 2000
Deutsche aufklärerische Adelige
als Erleuchtete 1776-1793, Liste adliger Mitglieder beim Institut Deutsche
Adelsforschung
Illuminati, The New World Order
& Paranoid Conspiracy Theorists (PCTs), Artikel im The Skeptic's Dictionary
von Robert Todd Carroll (englisch)
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