PUBLICADO: 27/02/2017
© Proporcionado por THX Medios S.A. El planeta F
del sistema Trappist-1 según la interpretación artística de los hallazgos
científicos. (NASA/JPL-Caltech)
El hallazgo del sistema
planetario alrededor de la estrella Trappist-1 tiene la importancia capital de
mostrar un caso plausible de vida más allá del sistema solar: por primera vez
se descubrieron siete planetas rocosos, de tamaño similar a la Tierra, extraños
y familiares a la vez.
Aunque el sol es mucho más grande
que la estrella enana ultrafría, los planetas del sistema solar están tan
alejados entre sí que varían entre el calor extremo de Mercurio a los gases
helados de Urano. En cambio, del B al H los planetas del sistema de Trappist-1
están agrupados a poca distancia el uno del otro, por lo cual es probable que
tengan condiciones templadas y posiblemente agua en estado líquido en algunas
regiones.
"Los humanos han estado
luchando para aterrizar en Marte. En cambio, si en cualquiera de los planetas
de Trappist-1 viven alienígenas inteligentes (y sin duda los científicos los
buscan ya), viajar de un mundo a otro será una excursión rápida, en términos
relativos", especuló Akshat Rathi en Quartz. Citó al director del
Instituto SETI, Seth Shostak: "Es a la vez fácil y tentador imaginar un
imperio multi-global que surja de este sistema, una pequeña federación de
planetas en nuestro patio cósmico".
© Proporcionado por THX Medios S.A. La vida en los
planetas de Trappist-1, estima la NASA, puede ser exótica.
Si bien los planetas del sistema
solar tienen lunas muy hermosas, la vista no parece ser un problema desde los
de Trappist-1: aun si no tuvieran lunas, lo cual se ignora por ahora, desde el
tercero ya se vería el segundo como un satélite dos veces más grande que el de
la Tierra. El resto de los planetas se alinearía como una visión del imaginario
sci-fi. Michaël Gillon, astrónomo de la Universidad de Lieja en Bélgica y parte
del equipo descubridor, agregó en Space: "Si uno estuviera en la
superficie de estos planetas tendría una vista maravillosa de los otros
planetas. No se verían como Venus o Marte, como puntos de luz: realmente los
vería como vemos la Luna. Vería las estructuras de esos mundos".
Pero —advirtió Rathi— "los
humanos necesitarían gafas especiales para apreciar este espectáculo: la mayor
parte de la luz que emiten las estrellas enanas como esta del sistema
recientemente descubierto pertenece al espectro infrarrojo". Y como los
ojos humanos no lo perciben, esos mundos tendrían un aspecto casi totalmente
oscuro. "Desde luego —agregó— podríamos imaginar que la vida alienígena
habrá evolucionado para ver en infrarrojo, como las serpientes en la
Tierra".
© Proporcionado por THX Medios S.A. Un planeta con
vista: desde el tercero, ya se puede ver el segundo con más detalle que la Luna
desde la Tierra.
Con todo, la vida no sería
sencilla. Debido a que en la mayoría de los planetas se da el fenómeno llamado
acoplamiento de marea —como el tiempo que tardan en girar sobre su eje es el
mismo que tardan en girar alrededor de la estrella, siempre la misma cara del
planeta enfrenta a la estrella— la superficie de estos globos se parte en dos:
una mitad iluminada por este astro de 2.300° C (menos de la mitad de los 5.500°
C del Sol) y por ende caliente y con posibilidad de tener agua en estado
líquido, y la otra helada y en perpetua oscuridad. "La atmósfera, que
presumimos que está presente porque de lo contrario no existiría la vida,
permitiría que algo del calor se moviera de un lado a otro", se explicó en
Quartz. "Pero eso sucedería mediante huracanes planetarios que podrían ser
peores que los de Categoría 5 que hacen estragos en la Tierra".
Además de carecer de ciclo de día
y noche, estos planetas carecen de estaciones. Los años pasan a toda velocidad:
un día y medio terrestres en el planeta más cercano a Trappist-1 y unos 20 días
en el más alejado.
Si la vida existiera en la zona
intermedia entre la luz y la oscuridad, el calor y el frío, tendría igualmente
otros obstáculos. "Las estrellas enanas ultrafrías son volubles. Algunas
veces Trappist-1 podría disminuir su luminosidad hasta el 40% durante meses.
Otras veces podría tener erupciones frecuentes, y eso causaría tormentas
solares devastadoras". La solución para la actividad biológica es que
suceda bajo tierra o bajo agua.
"Tres de los planetas tienen
su órbita en lo que se conoce como la zona habitable, la región alrededor de
una estrella donde el planeta puede tener una temperatura de superficie
adecuada para el agua en estado líquido", señaló Calla Cofield en Space. Y
como la posición de la zona habitable varía de una estrella a otra, resta saber
cómo es exactamente en una tan tenue como Trappist-1, donde queda mucho más
cerca de ella que, por ejemplo, la zona habitable del Sol.
Proporcionado por THX Medios S.A. Las estrellas enanas
ultrafrías son volubles y presentan condiciones cambiantes a los planetas. Pero
la vida tiene entre sus características la resiliencia.
Hasta que eso se conozca,
"no hay garantía de que un planeta en la zona habitable de Trappist-1
pueda tener agua en estado líquido en su superficie", explicó Cofield. El
estudio de los gases en esa franja permitirá comprender las características de
las atmósferas, sin la cual el agua no se mantiene fluida. "Por ejemplo,
en los cometas, que no tienen atmósfera, el hielo se sublima directamente en
vapor cuando lo calienta el sol".
Como señaló la NASA, la vida
podría tener formas exóticas en el sistema descubierto. Los planetas podrían
haber sido devastados por la radiación, o girar cubiertos de nubes con un calor
extraordinario como Venus. Tom Barclay, un investigador superior del Centro de
Investigación Ames de la NASA, recordó sin embargo que la vida puede volver a
surgir luego de los desastres. "La vida en la Tierra ha sido capaz de
hibernar por períodos extensos. La vida entra en un estado de clausura, a veces
durante años o décadas. Así que creo que probablemente no deberíamos
descartarla, sino que deberíamos esforzarnos por estudiar si podría suceder en
ese lugar", agregó Barclay.
La única mala noticia es que
"las condiciones en los planetas no parecen muy favorables para la vida
terrestre", apuntó Quartz.
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