Fue
fotografiado hace 70 años pero recién hoy se pudo ubicar un enigmático geoglifo
en forma de trapecio, muy similar a los de Nasca, pero dos mil años más
antiguo. Está ubicado en el cerro Huatocay, en las estribaciones andinas del
cono norte de Lima. En el recorrido también se descubrió un bello reloj solar
de piedra.
PUBLICADO
: PERU SORPRENDENTE
REDACCIÓN
LA REPÚBLICA 30 ABRIL,2017.
1. Fotografía del geoglifo tomada
en 1994/ 2. El monumental geoglifo a vista de drone. La base mide 80 metros y los lados 330 metros .
El
19 de mayo de 1944, mientras realizaba el primer registro aéreo de la frontera
agrícola en el valle del Chillón, un aviador vislumbró una extraña “pista de
aterrizaje” suspendida en una meseta de la montaña Huatocay.
La
espectacular fotografía quedó archivada hasta que fue recuperada y publicada en
revistas de arqueología e identificada como un monumental geoglifo, solo
comparable con las célebres líneas de Nasca. Se creyó que había desaparecido
ante el avance urbanístico de la capital peruana.
Setenta
años después de su avistamiento, arqueólogos del Ministerio de Cultura lograron
ubicarla gracias a las imágenes satelitales de Google Earth. En esta expedición
participó Jonathan Palacios, experto en arqueología de los primeros habitantes
de Lima Metropolitana. El grupo logró medir el “trapecio”: 330 metros de largo y 80
de ancho. Sus lados son muros de piedra que ahora lucen derrumbados por el
tiempo, las lluvias y los terremotos. En los alrededores, un sinnúmero de
construcciones son la evidencia de que la zona fue muy trajinada hace cuatro
mil años, cuando se construyó el Geoglifo de Huacotay.
De
lejos, es el geoglifo más antiguo del Perú prehispánico.
Tan cerca y tan lejos
Palacios
también acompañó la expedición que organizó La República y Perú Sorprendente
(*). Luego de un corto viaje a los extramuros del Cono Norte de Lima, distrito
de Carabayllo, cruzamos a la otra orilla del río Chillón, hasta la falda del cerro.
En el accidentado ascenso comprobamos que el Huatocay es como una pequeña
cordillera con picos y quebradas profundas. A mitad del camino, la temible
camanchaca (neblina) interrumpió nuestra ruta y nos desorientó. Pero no hay
niebla que obstruya una buena brújula. Siempre en dirección oeste salimos por
una quebrada aún verde, por las recientes lluvias de El Niño Costero, que nos
llevó directo a la primera sorpresa: Una cuadrícula de piedras construida como
una estrella de cuatro puntas. Al interior una enorme huanca (piedra sagrada)
que debió funcionar como "aguja" para medir las sombras del Sol en su
movimiento diario.
Mientras
tomábamos las imágenes de rigor y el drone daba vueltas sobre nosotros, la niebla desapareció casi por encanto y nos
permitió comprobar que estábamos exactamente bajo la meseta del geoglifo.
Las líneas del Chillón
Hoy
sabemos que el cerro Huatocay apunta hacia Carabayllo y hacia Ancón. Por un
lado es rocoso y con profundas quebradas. Por el otro está casi cubierto de
dunas. También sabemos que es el apu o cerro tutelar de las culturas que se
desarrollaron en Ancón y en la zona baja del valle del río Chillón.
La
existencia de este reloj solar y el enorme geoglifo le da otra perspectiva a la
montaña. Más aún si consideramos que el monumental geoglifo apunta directamente
al complejo arqueológico de Buena Vista,
a orillas del río Chillón, donde el doctor Robert Benfer Jr. identificó
una serie de antiquísimos dispositivos arquitectónicos para observaciones
astronómicas.
Trapecio milenario
Visto
desde el aire, el geoglifo de Huatocay semeja un trapecio similar a los de
Nasca, pero dos mil años más antiguo.
Sucede
que dos mil años antes de nuestra era se
dio una convulsión climática que planteó la necesidad de desarrollar
observaciones astronómicas, y el establecimiento de calendarios para tratar con
sequías y temporadas de lluvias difíciles de predecir.
Para
Jonathan Palacios, la predicción de fechas "es muy importante y de uso
práctico y ritual. Hablamos de Calendarios agrícolas y Calendarios rituales
anuales. La predicción del mes de diciembre era muy importante porque tenía que
ver con la llegada de las lluvias y el aumento del caudal de los ríos, o en su
defecto del Fenómeno El Niño y resultados consiguientes: sequías e
inundaciones".
Hoy
sabemos que durante el Precerámico Tardío y el Período Cerámico Inicial, fueron
construidas varias estructuras monumentales que están astronómicamente
alineadas. "El monumental trapecio de cerro Huatocay, con el espacio interno
barrido, y delimitado con muros de piedra, es una de ellas", sostiene
Palacios.
"Una
de las principales funciones de los alineamientos fue el cálculo del tiempo.
Alineamientos relacionados con eventos celestes, mediante marcadores
astronómicos del paisaje, como las cumbres de ciertas elevaciones y
edificaciones y plataformas. La imperiosa necesidad de predecir inundaciones
constituyó el aliciente para el desarrollo de un sistema calendárico, como
consecuencia del cambio climático de fines del Optimum Climaticum, con tiempos
más fríos y secos", añade el destacado investigador, quien dirigió las
recientes excavaciones en la Huaca en "U" de Huachipa, donde se
demostró el antiquísimo proceso de domesticación del agua que cambió para siempre
el paisaje de la actual capital peruana.
Agua domesticada
En
los valles de la costa peruana, las escorrentías y la irrigación artificial con
canales fueron cruciales para la agricultura. El estudio y registro de los
eventos astronómicos ayudó a desarrollar las estrategias de subsistencia,
incluyendo el manejo del agua. Fue toda una innovación tecnológica conocida
como “domesticación del agua”.
"Así
como los egipcios se valían del sol y las estrellas para predecir las
periódicas inundaciones del río Nilo, los pobladores de la costa central peruana observaban el firmamento para
afrontar el nuevo régimen climático", explica Palacios.
"La
niebla estacional podía hacer difícil la observación del firmamento en la
costa. En especial, cuando se usan las estrellas como referentes. Como
complemento al observatorio de Buena Vista se acondicionó en un gran espacio
abierto, a más de mil metros de altitud en el cerro vecino: un observatorio,
principalmente constituido por el enorme geoglifo trapezoidal y en cuyo
interior está representado el “mapa” estelar o geoglifo estelar de la Cruz del
Sur".
Guamán
Poma de Ayala al explicar la función de los “astrólogos de los movimientos”
indica que “Miraban el andar del sol, y el ruedo del sol y de la luna para
sembrar la sementera, miraban por la mañana el apuntar del sol y el poner del
sol y para coger el fruto, romper la tierra, podar, regar y otros beneficios
que se hacen. Entendían los filósofos y astrólogos indios…”.
Lo
cierto es que los artífices de Huatocay sabían de la la estrecha relación entre
la observación de los solsticios y el movimiento de los cuerpos celestes con el
inicio y fin de las estaciones; así como con la llegada y culminación de la
temporada de lluvias.
Palacios
insiste en que "por sus características estructurales, la base del
Trapecio sirvió como elemento de contención, no solo para la corriente de agua
que bajaba por la pendiente, también para la carga de sedimentos transportada
por la misma. Es interesante acotar que por aquella época estaba en práctica un
ambicioso programa de creación de superficies de uso agrícola, programa para el
cual se hacía uso de las aguas de avenida o corriente lodosa que desciende
desde las cabeceras de los valles en épocas de lluvias. Se trata nada menos que
del programa de 'construcción' del valle, en marcha nada menos que hace cuatro
mil años".
FUENTE
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