martes, 26 de noviembre de 2019

CIENTÍFICO AFIRMA QUE DESCUBRIÓ INSECTOS EN MARTE GRACIAS AL CURIOSITY


PUBLICADO: Mundo LR, 23 NOVIEMBRE, 2019.




‘’Ha habido y todavía hay vida en Marte’’, explica el entomólogo William Romoser, catedrático de la Universidad de Ohio.

La vida en Marte es objeto de estudio para varias generaciones de científicos. En esta oportunidad, un entomólogo (experto en el análisis de insectos) asegura que gracias a las fotografías del Curiosity, encontró algunas especies en la superficie del planeta rojo.

William Romoser, profesor emérito de la Universidad de Ohio, distinguió entre el paisaje rocoso de Marte que es explorado por el rover de la NASA, formas similares a las de los insectos.

En una convención de la Sociedad Americana de Entomología en Saint Louis, Missouri (Estados Unidos), el científico afirmó que ‘’hay insectos’’ en tierras marcianas después de analizar las imágenes que los dispositivos capturan.

Además, el entomólogo resaltó algunos fósiles similares a las serpientes terrestres, recoge ABC.

“Existe una aparente diversidad entre la fauna marciana tipo insecto”, recalcó William Romoser.

Incluso el científico detalla la estructura de los supuestos insectos: caparazones, patas, alas y antenas.

El criterio que utilizó fue la desviación del entorno, luminosidad de la forma, simetría corporal, segmentación de las partes y restos óseos.

"Ha habido y todavía hay vida en Marte", enfatiza Romoser.

Cabe resaltar que las fotografías estudiadas por el especialista en insectos están disponibles en internet, y fueron captadas por el solitario rover Curiosity, que explora Marte.

¿Descubrió la NASA vida en Marte en 1976?

Gilbert V. Levin, que fue investigador principal de un experimento de la misión Viking de la NASA a Marte, indicó en Scientific American: “Estoy convencido de que encontramos evidencia de vida en Marte en la década de 1970”.

Levin se refiere a los resultados del experimento Labeled Release (LR), que examinó muestras tomadas por las sondas de la misión Viking, las primeras en aterrizar en Marte. Aquella vez, su equipo confirmó la existencia de respiración microbiana, pero la mayoría de resultados fueron desechados, ya que la NASA consideró que eran producto de reacciones químicas inorgánicas, algo característico de un lugar estéril.


FUENTE y VIDEO


PUEDES VER Explota cohete Starship durante una prueba: iba a transportar personas a Marte [VIDEO]

PUEDES VER ¿Qué dice la NASA sobre el supuesto hallazgo de vida en Marte en 1976?

lunes, 25 de noviembre de 2019

La historia del hombre (Evolución) Explicación sobre la teoria de Darwin

Extracto del interesante publicacion de la BBC - Link

¿Por qué es incorrecto decir que "descendemos de los monos" y otras 4 cosas que quizás no sabías sobre nuestro origen?

1. No descendemos de los monos

Los humanos modernos, la especie Homo sapiens sapiens, no evolucionó de los monos, sino que comparte un ancestro común con ellos.

"Un error muy común es pensar que 'descendemos de los monos'. Ese error hace que mucha gente niegue la teoría de la evolución", explicó a BBC Mundo el paleoantropólogo español José María Bermúdez de Castro.

  El intrigante hallazgo de un cráneo que cuestiona las ideas que tenemos sobre los ancestros de los humanos

"Para empezar, es mejor afirmar que somos una especie más del orden primates", dijo el coordinador del Programa de Paleobiología del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana de Burgos y codirector del proyecto de investigación y excavaciones en los yacimientos de la sierra de Atapuerca.

Este linaje de primates "comienza su historia evolutiva hace unos 7 millones de años. En ese tiempo, un ancestro común con los chimpancés divergió en dos linajes diferentes, seguramente por cuestiones climáticas".

"El linaje que dio lugar a los chimpancés, Pan paniscus y Pan troglodytes, se quedó en el oeste de África. El linaje que a la postre dio lugar a la humanidad actual evolucionó en el sur y este de África".

"Un ancestro común con los chimpancés divergió en dos linajes diferentes, seguramente por cuestiones climáticas".

Bermúdez de Castro agregó que compartimos cerca del 99% de nuestros genes con los chimpancés, pero la diferencia (aproximadamente de 1,2%) es importante, puesto que tenemos entre 20.000 y 25.000 genes operativos.

"Deberíamos reflexionar sobre nuestra estrecha relación con estos primates, nuestro primos hermanos", agregó el científico español.

2. Más de la mitad de tu cuerpo no es humano

Se estima que cerca de la mitad del cuerpo humano está compuesto por células humanas, pero el resto es una mezcla de bacterias, virus y hongos que componen lo que se conoce como el microbioma.

Ese microbioma, que es tan peculiar de cada persona como su huella digital, influye en una gran variedad de funciones que van desde la digestión al sistema inmunológico.
Derechos de autor de la imagen Science Photo Library


"Eres un 43% humano según las estimaciones más recientes, si cuentas todas las células", señaló a la BBC en 2018 el profesor Rob Knight, de la Universidad de California en San Diego.

Si pensamos en términos genéticos, las cifras son aún más sorprendentes. Microbiólogos de la Escuela de Medicina de Harvard y del Centro Joslin de Diabetes analizaron el ADN de unas 3.500 muestras de la boca e intestinos.

Los resultados del trabajo, publicado este año en la revista Cell Host & Microbe, indican que había cerca de 46 millones de genes bacterianos, 24 millones en el microbioma de la boca y 22 millones en los intestinos.

3. Estamos llenos de vestigios evolutivos

La evolución es un proceso que puede ser muy lento y algunos de sus vestigios pueden permanecer mucho tiempo después de que dejan de cumplir una función.

    El "abominable misterio" que desconcertó a Charles Darwin durante sus últimos años de vida

Un ejemplo es el apéndice, que habría cumplido en nuestros antepasados una función relacionada con la digestión de la celulosa de las plantas.


Otro ejemplo es el de las muelas de juicio, que eran útiles para moler alimentos fibrosos.

El coxis es considerado también un vestigio evolutivo que en el pasado contribuyó a mantener el equilibrio. El coxis es el vestigio de una cola que en el caso de los embriones humanos aparece hacia el final de la cuarta semana del desarrollo embrionario para desaparecer en el inicio de la octava semana.

Y si te erizas cuando sientes frío o estrés, eso significa que tus fibras musculares conocidas como arrector pili se están contrayendo en forma involuntaria, lo que seguramente te dará escalofríos.

Si eres un animal en su medio silvestre, que se te pongan los pelos de punta puede ser útil, ya que tus pelos pueden atrapar más aire para retener calor. O puedes parecer más grande de lo que eres, lo que podría desanimar a tus predadores.

Pero en el caso de los seres humanos nuestros arrector pili no proveen ninguno de esos beneficios.

4. Nuestra especie surgió hace unos 300.000 años

La historia de nuestros orígenes está cambiando constantemente a medida que se descubren nuevos fósiles.

"Nuestra especie, Homo sapiens, surgió en África hace algo más de 200.000 años. Algunos investigadores piensan que ciertos fósiles de un yacimiento de Marruecos (Jebel Irhoud) ya pertenecían a nuestra especie. Esos fósiles tienen 315.000 años de antigüedad", explicó Bermúdez de Castro.
Derechos de autor de la imagen Science Photo Library
Image caption Comparación del tamaño del cerebro de Homo naledi (especie extinta) y Homo sapiens según fósiles hallados en Jebel Irhoud en Marruecos.

"Con independencia de este debate en la cifras, no se conocen cambios importantes en el medio ambiente de África en esta época del Pleistoceno".

Las glaciaciones afectaron al hemisferio norte y tuvieron repercusión en el debilitamiento de la especie Homo neanderthalensis.

"Pero en África subsahariana y en el norte de África el clima no experimentó cambios notables. Así que se nos escapa saber qué circunstancias favorecieron que surgieran los primeros homínidos similares a nosotros en la mayor parte de su anatomía".

"Ciertos aspectos culturales como el arte o el simbolismo, aún tardarían un cierto tiempo en consolidarse en Homo sapiens. Pero desde el punto de vista de la anatomía, los humanos africanos de hace 200.000 años eran prácticamente indistinguibles de nosotros".

En la actualidad se discute mucho sobre la posibilidad de que la expansiones fuera de África por parte de Homo sapiens fueran varias y por dos lugares diferentes: el Corredor Levantino y el estrecho de Bab El-Mandeb, en el cuerno de África.

"No sería extraño que esto fuera así. Los datos no son contradictorios y no afectan al resultado final: ahora somos la única especie de homínido del planeta".

5. No hemos dejado de evolucionar


Aún seguimos adaptándonos al mundo que nos rodea. Un ejemplo es la rápida extensión en las últimas 100 generaciones en Reino Unido del gen de tolerancia al azúcar en la leche, la lactosa.

Se estima que hace unos 11.000 años los humanos adultos no podían digerir la lactosa.

A medida que los seres humanos en ciertas regiones comenzaron a depender de la producción lechera para alimentarse, sus cuerpos se adaptaron a digerir ese alimento que antes era tolerado solamente por niños.

En regiones de larga tradición de producción de lácteos, como Europa, la población es mucho más tolerante a la lactosa que en Asia.

"Por supuesto no hemos dejado de evolucionar y nunca lo haremos mientras sigamos siendo una especie de la Tierra", señaló Bermúdez de Castro.

"La propia cultura está influyendo de manera decisiva en nuestra evolución. Y cada vez será más importante esa influencia, en el momento en el que la tecnología permita manipular sin riesgos el genoma humano".

"Los experimentos de los que tenemos noticia puede que no sean muy éticos y que asuman riesgos. Pero con el paso de los años se podrán realizar esas manipulaciones. Si llegamos a ese punto, el cambio evolutivo sería extremadamente rápido". 

 


 

miércoles, 20 de noviembre de 2019

ASÍ SUENA LA MISTERIOSA CANCIÓN MAGNÉTICA QUE EMITE LA TIERRA CUANDO CHOCA CON UNA TORMENTA SOLAR


La melodía ha sido registrada por naves espaciales que investigan las ondas magnéticas de la órbita del planeta.

Publicado: 19 de noviembre del 2019 - 11:00 AM 



Las tormentas solares afectan el frente de onda de choque del planeta. | Fuente: Science

La misión Cluster de la ESA ha registrado una melodía extraña que la Tierra emite cuando es golpeada por una tormenta solar.

El equipo de investigación liderado por Lucile Turc hizo el descubrimiento al analizar los datos del Cluster Science Archive. Esta canción proviene de ondas que se generan en el campo magnético del planeta.

La misión Cluster está compuesta por cuatro naves espaciales que orbitan la Tierra investigando el entorno magnético. Ellos vuelan por el frente de onda de choque, región donde se encuentran las partículas resultantes del choque de la tormenta solar. Durante este proceso, se ha concluido que el frente de onda de choque libera ondas magnéticas complejas en el acto.

Cuando la tormenta golpea, la sintonía se rompe en redes complejas de frecuencias altas. Dichas ondas producen una extraña canción cuando se convierten en señales audibles.


Pese a lo misterioso, se sabe que la energía de las ondas es empujada hacia el planeta, donde se encuentran con el frente de onda de choque. Los campos magnéticos de la Tierra empiezan a resonar en la frecuencia de las ondas y contribuyen a transmitir la perturbación magnética hasta el suelo. “Siempre esperábamos un cambio en la frecuencia, pero no el nivel de complejidad en la onda”, afirmó Lucile Turc.

FUENTE:




miércoles, 6 de noviembre de 2019

VOYAGER 2, LA SONDA QUE LLEVA 42 AÑOS VIAJANDO Y SE ADENTRA EN LO DESCONOCIDO


 PUBLICADO: 5/11/2019.

Lleva 42 años viajando, y hace un año se adentró en el espacio interestelar. Ahora, los científicos presentan los increíbles hallazgos de nuestro veterano mensajero.



La Sonda Voyager 2 de la NASA lleva 42 años viajando por el espacio. Foto: Sciencephoto.

Tras ser lanzada por la NASA, la sonda Voyager 2 abandonó la órbita de la Tierra en 1977, un mes antes de su gemela Voyager 1, pero tardó siete años más en alcanzar el límite exterior de la heliosfera (el campo que envuelve al Sistema Solar) a unos 18 mil millones de kilómetros de distancia.

La veterana viajera nos ha entregado un tesoro de datos más allá de la “burbuja solar” que envuelve la Tierra y nuestros planetas vecinos, informaron científicos el lunes.

Pero por cada misterio que la Voyager 2 ha resuelto sobre los vientos solares, los campos magnéticos y los rayos cósmicos que rodean el límite entre el espacio interestelar y la esfera de influencia del Sol, ha surgido uno nuevo.


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En forma de algo así como una manga de viento en una brisa fuerte, la heliosfera está formada por el campo magnético del Sol y los vientos solares que pueden alcanzar velocidades de tres millones de kilómetros por hora.

Se puede comparar con un superpetrolero cósmico que surca el espacio, dijo Edward Stone, profesor del Instituto de Tecnología de California y autor principal de uno de los cinco artículos publicados en Nature Astronomy .

"A medida que se mueve a través del medio interestelar", las vastas extensiones de espacio entre feudos estelares, "hay una ola en el frente, al igual que con la proa de un barco", dijo Stone a los periodistas por teléfono.

Los científicos esperaban responder una serie de preguntas comparando los datos enviados por las dos sondas, que perforaron la burbuja protectora del Sol en diferentes ángulos y ubicaciones.



La imagen muestra las posiciones de la Voyager 1 y la Voyager 2, que están fuera de la heliósfera, la burbuja protectora 'creada' por el Sol, la cuál se extiende mucho más allá de la órbita de Plutón. Crédito: NASA.

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‘Fuga’ de partículas

"No teníamos ningún buen dato cuantitativo de cuán grande es esta burbuja que el Sol crea a su alrededor con viento solar supersónico y plasma ionizado que se aleja en todas las direcciones", dijo Stone.

La Voyager 2 confirmó, por ejemplo, la existencia de una “barrera magnética” en el borde exterior de la heliosfera que había sido predicha por la teoría y observada por la Voyager 1.

“Pero contrario a todas las expectativas y predicciones, la dirección del campo magnético no cambió cuando la Voyager 2 cruzó la heliopausa”, dijo a la AFP Leonard Burlaga, científico del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA e investigador principal de uno de los estudios.

La llamada heliopausa es el límite de contacto relativamente delgado donde chocan el viento solar de partículas cargadas y el viento interestelar.

Los científicos también se sorprendieron de que el Voyager 2 tardó 80 días en cruzar esta barrera magnética, mientras que su sonda hermana lo hizo en menos de un día.

Y luego está el enigma de la fuga.

Cuando la Voyager 1 cruzó el umbral de la heliosfera, detectó partículas del espacio exterior, especialmente rayos cósmicos, corriendo hacia el otro lado.

“En la Voyager 2, fue todo lo contrario”, dijo Stone. “Una vez que salimos de la heliosfera, continuamos viendo partículas saliendo de adentro hacia afuera”.

En al menos un caso, fue una similitud entre las dos misiones que fue desconcertante.



La sonda Voyager 2 explora los peligros que acechan en el espacio interestelar, como los rayos cósmicos. Imagen: NASA.

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"Esto es muy extraño", dijo Tom Krimigis, científico del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins y autor principal de un estudio que informa sobre mediciones de partículas cargadas.

“Un cruce (de la heliopausa) ocurrió en el mínimo solar, cuando la actividad solar es la mínima, y ​​el otro en el máximo solar”, dijo a los periodistas.

"Si tomamos nuestros modelos al pie de la letra, esperamos que haya una diferencia mayor".

La actividad del Sol aumenta y disminuye en ciclos de 11 años.

Peligros en el espacio interestelar

Las misiones también midieron los rayos cósmicos entrantes que se hicieron más fuertes a medida que las sondas se acercaban a la heliopausa, con implicaciones directas para la salud de las misiones espaciales tripuladas en el espacio profundo.

"Si un astronauta se acerca a la fuente [de los rayos cósmicos], será importante comprender cuánta intensidad hay", dijo Stone.

"Un factor de tres es grande cuando hablamos del efecto de la radiación en la vida".

Construido para durar cinco años, Voyager 1 y Voyager 2 se propusieron explorar los planetas exteriores del sistema solar.

Después de 42 años en acción, todavía se están fortaleciendo, aunque ambos se quedarán sin poder y se callarán en cinco años.

Pero eso no significa que desaparecerán, dijo Bill Kurth, investigador de la Universidad de Iowa y coautor del estudio centrado en las ondas de plasma.

"Sobrevivirán a la Tierra", dijo. "Están en sus propias órbitas alrededor de la galaxia durante cinco mil millones de años o más, y la probabilidad de que se encuentren con algo es casi cero".

Si la vida inteligente en un rincón lejano de la Vía Láctea encuentra alguna sonda algún día, hallarán un “disco de oro” que incluye el dibujo de un hombre y una mujer desnudos, canciones de pájaros y ballenas, y la canción “Johnny B. Goode” de Chuck Berry.

Marlowe Hood/AFP.

FUENTE:

domingo, 3 de noviembre de 2019

Vida en Marte desde 1970

Extracto de DiarioLibertad

En los años 70 se hicieron pruebas sobre vida en Marte, siempre se indico que fueron inconclusas las pruebas por lo que no fueron validadas. El investigador original explica los resultados desde otra perpectiva.

El ex científico de la NASA Gilbert V. Levin aseguró en una publicación de Scientic American que en el año 1976 su trabajo de investigación en Marte arrojó resultados positivos.

En la década de 1970 la NASA realizó el envío a Marte de un par de sondas espaciales conocidas como Viking 1 y 2. Durante la misión se logró obtener un importante conocimiento sobre el planeta, sin embargo también se presentaron ciertos resultados que sorprendieron a la agencia espacial.

Uno de las investigaciones destapó la primera posibilidad de que se habían detectado señales de vida en Marte. Sin embargo, las pruebas no fueron concluyentes, o al menos eso fue lo que sostuvo la NASA por años.

Uno de los científicos principales fue precisamente Gilbert Levin, quien ahora afirma en un artículo publicado en Scientific American que se encuentra convencido que “en aquel entonces hallamos por primera vez una prueba infalible de la existencia de extraterrestres”.


La investigación desarrollaba un procedimiento relativamente sencillo. Consistía en una muestra de suelo marciano a la cual se le aplicó una gota de nutrientes diluidos marcados con un isótopo de carbono radiactivo.

Levin, junto con su compañera de investigación, la científica Patricia Ann Straat, determinaron en 1976 que los resultados no eran concluyentes. Y debido a que no se detectó materia orgánica por parte del Viking Molecular Analysis Experiment, la conclusión de la NASA desestimó el hallazgo de vida argumentando que se había tratado de una imitación de la misma, producto de una reacción química.

Sin embargo, recientemente la pareja de científicos han replanteado los hallazgos, intentando demostrar ahora que en la investigación de los años 70 se detectó por primera vez vida extraterrestre, y sugiriendo que este y un buen número de posteriores hallazgos de las últimas 4 décadas hacen que la existencia de vida en el Planeta Rojo pueda ser una realidad.