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La reciente muerte de Frank Borman, comandante de la misión Apolo 8 de la NASA en 1968, ha centrado la atención en aquel increíble primer viaje
a la Luna.
Tuvo
lugar ocho meses antes del Apolo 11, en el que
Neil Armstrong y Buzz Aldrin exploraron la superficie lunar por primera vez.
Sin embargo, el impacto de la imagen “Earthrise” del Apolo 8 –la vista de la
Tierra desde la Luna– resultó ser incluso mayor que el del primer alunizaje.
Durante
muchos años, la historia detrás de la famosa foto
tomada al dejar atrás nuestro planeta fue que la tripulación quedó
sorprendida por el orbe azul que salía de detrás de la Luna. Y captó una
instantánea a toda prisa. Pero lo cierto es que los
astronautas sí la habían previsto.
Una
investigación detallada que he llevado a cabo en los archivos de la NASA ha
revelado con mayor claridad cuánta planificación había detrás de este momento
histórico.
Amanecer restaurado
Tras
entrar en órbita lunar, los astronautas estuvieron a punto de no ver la Tierra.
Sólo en la cuarta órbita, cuando la cápsula giró 180 grados para apuntar hacia
delante, la contemplaron. Borman me contó que, en ese momento, “les pilló por
sorpresa, demasiado ocupados con la observación lunar en las tres primeras
órbitas”.
Pero
el director de fotografía del programa Apolo, Dick
Underwood, quiso dejar las cosas claras. Explicó: “Se pasaron horas con
las tripulaciones lunares, incluida la tripulación del Apolo 8, en sesiones
informativas sobre cómo configurar exactamente la cámara, qué película
utilizar… estas sesiones informativas fueron de lo más exhaustivas”.
La tripulación del
Apolo 8 presentando la imagen de la salida de la Tierra al gobernador de Texas,
John Connally, en 1969. Nasa
Sin
embargo, en el seno de la NASA hubo un intenso debate sobre las imágenes en las
que debían centrarse los astronautas, ya que la dirección insistía en las tomas
de la geología lunar y los posibles lugares de
aterrizaje. Pero Dick Underwood insistió mucho “en que se tomara una
imagen de la salida de la Tierra, y antes del despegue habíamos convencido a
los astronautas de que la queríamos”.
A
Borman le acompañaron en la misión otros dos astronautas: Jim Lovell, piloto
del módulo de mando, y Bill Anders, piloto del módulo lunar. La NASA había
previsto que el Apolo 8 probara el módulo lunar, pero iba con retraso, así que
la misión no se llevó a cabo.
En
la conferencia de prensa previa al lanzamiento, Borman expresó sus expectativas
de tener “buenas vistas de la Tierra desde la Luna”. Y Lovell habló de ver “la
Tierra ponerse y la Tierra levantarse”.
No era la prioridad, pero estaban
preparados para la foto
El
plan oficial de la misión preveía que los astronautas tomaran fotos de la
Tierra, si bien con prioridad mínima. Cuando llegó el momento clave, a los
astronautas les paralizó la sorpresa, pero no por mucho tiempo.
Anders estaba en una ventana lateral haciendo fotos de cráteres con una
cámara con película en blanco y negro cuando vio salir la Tierra por detrás de
la Luna. “¡Mira esa imagen de ahí! Ahí está la Tierra saliendo”, exclamó.
La primera foto de
Bill Anders de la salida de la Tierra. NASA
Anders
tomó rápidamente una imagen nítida de la Tierra emergiendo por encima del
horizonte lunar. A continuación, él y Lovell discutieron brevemente sobre quién
debía tener la cámara en color, mientras Borman intentaba calmarlos.
Fue
Anders quien tomó la borrosa, apresuradamente encuadrada y sobreexpuesta toma en color de la salida de la Tierra, más tarde
apodada como “la imagen del siglo”. Pero en la
otra cámara había una toma mucho mejor, ignorada durante mucho tiempo porque
era en blanco y negro.
Aquella primera imagen monocroma daba en el clavo.
Una foto restaurada del “amanecer de la Tierra”, coloreada recientemente por
expertos tomando como referencia las tomas posteriores, transmite el
impresionante espectáculo contemplado por los astronautas.
Esta
toma revela a nuestro planeta como un majestuoso pero frágil oasis. Como dijo
Lovell: “La soledad aquí fuera es sobrecogedora… nos hace darnos cuenta de lo
que tenemos en la Tierra”. También para Borman fue intensamente emotivo: “No
nos dijimos nada, pero quizá compartimos otro pensamiento que tuve: ‘Esto debe
ser lo que Dios ve’”.
La lectura del Génesis
En 1968, como ahora, los viajes espaciales se consideraban un asunto
científico y tecnológico. Pero no hay que obviar que la misión fue enviada por
uno de los países más fuertemente cristianizados.
Y la tripulación no estaba dispuesta a dejar atrás su bagaje cultural.
La
NASA se enorgullecía de que los cosmonautas soviéticos estuvieran estrechamente vigilados y controlados, mientras sus
propios astronautas eran libres de manifestar lo que pensaban. Por
extraordinario que parezca ahora, se les dejó decidir por sí mismos qué decir
en su histórica transmisión en directo desde la órbita lunar.
Borman
sabía que tenía que inventar algo especial para la retransmisión de Navidad.
Unas semanas antes, un responsable de prensa le dijo: “Creemos que tu voz será
escuchada por más personas que la de ningún otro hombre en la historia, así que
queremos que digas algo apropiado”.
Mientras que el mensaje “un pequeño paso” de Neil
Armstrong fue cuidadosamente considerado dentro de la
NASA, nadie en la agencia sabía de antemano lo que iba a decir Borman
La foto original de
la salida de la Tierra. NASA
Cuando
faltaban sólo dos minutos para que se perdiera el contacto por radio al pasar
la nave por detrás de la Luna, Anders dijo: “La tripulación del Apolo 8 tiene
un mensaje que nos gustaría enviarles”.
A
continuación, leyó un pasaje del Génesis: “En
el principio, Dios creó el cielo y la Tierra; y la Tierra no tenía forma y
estaba vacía”. Y continuó: “Dios dijo: ‘Hágase la luz’, y se hizo la luz”.
Lovell
y Borman tomaron el relevo para leer los siguientes versículos, y Borman firmó
con un:
“Feliz
Navidad, y que Dios los bendiga a todos… a todos ustedes en la buena Tierra”.
Cuando
el Apolo 8 dejó de estar en contacto por radio, el mundo tuvo que asimilar el
impacto. “En esos momentos sentí la presencia de la
creación y del creador”, recordaría más tarde Gene Kranz, director jefe de
vuelo de la NASA. “Tenía lágrimas en las mejillas”.
De
alguna manera, Borman y sus colegas encontraron las palabras perfectas para
transmitir su experiencia. Pero de nuevo no hubo improvisación: Borman había
pensado cuidadosamente el encargo, pidiendo a un amigo publicista que le
ayudara con el texto.
Se
trataba de Simon Bourgin, responsable de política científica de la Agencia de
Información estadounidense. Bourgin se lo pidió a su vez a un periodista, Joe
Laitin, quien mencionó la tarea a su mujer, Christine.
Ella
buscó en el Antiguo Testamento y sugirió: “¿Por qué no empiezas por el
principio?”. Reconoció el poder primigenio del relato de la creación en el primer
libro del Génesis, con su evocadora descripción de la Tierra.
Borman
se dio cuenta inmediatamente de que era lo más adecuado y lo hizo
mecanografiar. La confianza que la NASA había depositado en él se había visto
magníficamente justificada.
Aunque
la fotografía de la salida de la Tierra y la lectura del Génesis fueron fruto
de la inspiración y de un cierto grado de libertad, detrás de su ejecución
había una cuidadosa planificación y profesionalidad. The Conversation
Robert Poole, Professor of
History, University of Central Lancashire
Este
artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
FUENTE:
https://rpp.pe/ciencia/espacio/amanecer-en-la-tierra-un-historiador-descubre-el-verdadero-origen-de-la-imagen-del-siglo-noticia-1520786?ref=rpp