DERRIBAN MITOS SOBRE EL
ORIGEN DE LAS ENIGMÁTICAS FIGURAS EN EL DESIERTO DE ATACAMA
Fotografías
cedida por Gonzalo Pimentel hoy, viernes 26 de diciembre de 2014, de goeglifos
en el desierto de Atacama, en el norte de Chile. En este lugar se halla uno de
los grandes misterios de la humanidad: gigantescas figuras grabadas en el suelo
representan formas abstractas e inquietantes siluetas humanas.
Santiago de Chile, 26 dic (EFE).-
En las laderas del desierto de Atacama, en el norte de Chile, se halla uno de
los grandes misterios de la humanidad: gigantescas figuras grabadas en el suelo
representan formas abstractas e inquietantes siluetas humanas que encierran las
claves de un mundo aún por desvelar.
Indescifrables códigos
extraterrestres y épicos viajes fenicios son algunas de las múltiples
conjeturas que se han hecho en torno a más de 500 figuras del norte de Chile,
unos mitos que pueden ser derribados por el arqueólogo chileno Gonzalo
Pimentel, quien lleva años estudiando esas inquietantes formaciones.
Lejos de las explicaciones marcianas,
el origen de esas "grandes proezas" se encuentra "mucho más
relacionado con la naturaleza del hombre que lo que muchos otros quieren
creer" dijo a Efe el experto en geoglifos y movilidad andina precolombina.
Se trata, según Pimentel,
"de un tipo de arte rupestre vinculado a las antiguas rutas caravaneras
que los viajeros dejaban como impronta de su paso y su identidad".
Las figuras, realizadas
principalmente en el primer milenio de nuestra era, miden entre 10 y 300 metros y se
encuentran en medio millar de puntos entre las ciudades de Antofogasta y Arica,
en pleno desierto de Atacama.
Las creaciones se obtenían
"dibujando sobre el suelo, ya sea sacando las piedras superficiales
oscuras para dejar a la vista la arena más clara o amontonándolas con el
objetivo de generar un contraste que permite distinguir la figura del
fondo", explicó el experto.
Ellos son el testimonio de la
odisea que debió vivir el hombre en esos áridos parajes y del comportamiento de
los grupos especializados de las sociedades andinas, vinculados al tráfico
regional e internacional.
Más allá de las improntas
identitarias, "es posible que las figuras respondan también a sistemas de
marcas o señaléticas alusivas a las rutas y desplazamientos", pues su
ubicación se encuentra siempre lejos de cualquier antigua localidad.
Nada que ver, pues, con
creaciones marcianas o de la Civilización Fenicia -quienes según algunos
reportajes habrían dejado el Oriente Medio para asentarse en el desierto de
Atacama hace más de 3.000 años-, el origen de los geoglifos estaría relacionado
con la misma motivación que empuja a "los jóvenes de hoy día a hacer
grafitis en las paredes".
"Las figuras -apuntó el
experto- son obra y gracia del Mundo Andino Precolombino, de los ancestros
locales que, en su afán de domesticar el desierto, de dotarlo de contenido y
cultura, nos pintaron las laderas de los cerros con enormes figuras como si
quisieran competir con el infinito desierto".
Rombos escalados, cruces andinas
y figuras humanas ataviadas con túnicas y herramientas representan la visión
del mundo, cosmovisión, cosmogonía e imaginarios colectivos de varios miles de
años y decenas de generaciones de andinos.
"Fue hecho por el mundo
andino para el mundo andino", remarcó Pimentel, quien subrayó la gran
relevancia de estas figuras para el conocimiento de las culturas prehispánicas.
Pues, según el experto, a través
de los dibujos se "representa la diversidad social y cultural de grupos
humanos como los atacameños, tarapaqueños, aimaras y algunos grupos
quechuas".
No obstante, el arqueólogo
descartó que otras de las figuras geométricas encontradas en la planicie alta
de Lasana, a 40
kilómetros al noreste de la ciudad de Calama, fueran
realmente geoglifos.
Pimentel, que estudió
concretamente estas figuras en 2008 para National Geographic, determinó que
"la mayor parte de ellas fueron realizadas a mediados del siglo XX, al
sacar áridos de forma artesanal mientras se construían caminos mineros y
tuberías".
"En términos formales
-señaló- se podría decir que están realizados con la misma técnica que los
geoglifos pero en realidad, aquí no hay intención de transmitir nada".
En la zona de Lasana abundan,
pues, las figuras resultantes de la actividad productiva; sin embargo, según el
experto sí se han encontrado otras figuras de grandes dimensiones que se pueden
asociar a los geoglifos.
El caso más paradigmático
corresponde a una compleja figura abstracta de trazado ortogonal, de 300 metros de largo por
ochenta de ancho, construida entre el año 900 y 1550 de nuestra era, que es
observable por completo desde el aire.
Estos estudios derriban los
incontables mitos que rodean las enigmáticas líneas que parecen esfumarse en el
horizonte; aun así, existe un misterio siempre quedará en el aire.
Cuando fueron creadas, el hombre
aún no había podido alzar el vuelo, así pues, ¿para quién fueron trazados los
dibujos?
Como ya ocurriera con las
legendarias líneas de Nazca, en el sur de Perú, bajo la arena del
inconmensurable desierto chileno las claves de este mundo arcaico permanecen
encerradas como improntas de una civilización aún por desvelar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario