Otra de las posibilidades. Recreación de fragmentos de
cometas orbitando alrededor de la estrella.
De las casi 150 mil estrellas que
el telescopio Kepler mantiene en su radar, hay una –cuyo nombre de catálogo es
KIC 8462852 – que llamó la atención de los astrofísicos que vigilan el espacio
con grandes lentes. La misma se posiciona entre las constelaciones de Cygnus y
Lira y tiene la particularidad de parpadear de una forma impredecible, lo que
podría sugerir que delante de ella habría una estructura artificial alienígena
que impide la transmisión de la luz.
De esta estrella lejana que se
ubica a 1.480 años luz de la Tierra (lo que equivale a 13.840 billones de
kilómetros) dentro de los límites de la Vía Láctea, se sabe que ocasionalmente
un objeto la atraviesa por delante, lo que disminuye su brillo en un 20%.
El dato que desconcierta a los
científicos, según un artículo publicado esta semana en la revista
norteamericana The Atlantic, es que esto no se repite de manera sistemática,
sino que se manifiesta en ciclos que pueden variar de 5 a 80 días. Y si bien la
posibilidad de que sean planetas orbitando es bastante alta, todavía se
desconoce el motivo que genera la falta de regularidad.
“Nunca vimos nada como esta
estrella. Es muy raro. Al principio creímos que se trataba de un error en los
datos o de un movimiento de la nave que tomó las fotografías, pero todo eso fue
descartado”, sostuvo Tabetha Boyajian, astrónoma de la Universidad de Yale,
institución que lanzó el programa de ciencia ciudadana Planet Hunters en 2010.
Antes de abrir la compuerta a las
especulaciones sobre civilizaciones alienígenas, la explicación que intentó
fijar Boyajian y su equipo es que estas variaciones inusuales en su luminosidad
son el resultado de la fragmentación de uno o varios exocometas. Incluso,
podría tratarse de un grupo de cometas que recorren una trayectoria que los
lleva a una órbita muy cercana, que los hace pasar frente al planeta cada 700
días y sus fragmentos se van desgranando con la fricción.
Nunca vimos nada como esta
estrella. Es muy raro", afirmaron los astrofísicos
Algo que podría justificar la
disminución irregular del brillo percibida por el Kepler. Pero para comprobar
esto se necesitaría mayor tiempo de observación y telescopios de gran
categoría.
Otra de las teorías que comenzó a
tomar forma es que orbitando alrededor de la KIC 8462852 podría haber una nube
de gas y polvo que permite la formación de planetas. Algo muy común en
estrellas jóvenes. Sin embargo, la información relativa a la radiación
infrarroja que emite no concuerda con dicha presunción, al arrojar niveles
menores de lo que sería esperable en tal caso, pareciendo por tanto tratarse de
un astro de mayor edad.
Intrigada por el hallazgo,
Boyajian compartió los resultados de su estudio con Jason Wright, colega de la
Universidad Estatal de Pensilvania e integrante de una organización que
investiga exoplanetas y mundos habitables. Wright analizó los datos y concluyó
que, si ninguna de las razones mencionadas resulta concluyente, esta anomalía
podría ser el resultado de una serie de megaestructuras equipadas con paneles
solares, construidas por extraterrestres para obtener la energía de su sol y no
de la explotación de los recursos de su propio mundo.
Tanto Boyajian como Wright
advierten que se trata de una conjetura más cercana a la ciencia ficción que a
la realidad. No obstante, creen que es una sospecha genuina, digna de ser
investigada. Y para seguir adelante, presentarán una propuesta para enfocar un
masivo telescopio radial hacia la estrella.
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