La NASA se está quedando sin Plutonio-238, fundamental para la exploración espacial
Una de las barras de Plutonio-238 usada por las sondas espaciales.
Cuando hace unos días se publicó que la sonda Voyager 1 había abandonado el Sistema Solar, muchos se preguntaron qué clase de batería le había permitido seguir emitiendo desde semejante distancia y seguir con vida desde su lanzamiento en 1977. Si a la pequeña nave le queda vida hasta 2025, es gracias a sus baterías de Plutonio-238, el material que ha permitido la exploración espacial de las últimas décadas.
Gracias a este combustible nuclear (que a diferencia del Plutonio-239 no puede usarse para fabricar bombas atómicas), la sonda Cassini pudo visitar Saturno, la Galileo nos trajo mandó imágenes de Júpiter y la New Horizons alcanzará Plutón en el 2015. El rover Curiosity, que ofrece los datos más precisos jamás obtenidos desde la superficie de Marte, también se mantiene despierto y alerta gracias a una buena dosis de plutonio, pues la energía solar es demasiado débil para mantener funcionando estos aparatos.
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