jueves, 11 de octubre de 2012

ORION EL GRAN CAZADOR

Se jactaba de que ningún animal podía derrotarlo.
Orión era conocido en la antigua Grecia, como el guerrero.
 
Orión era hijo de Poseidón, el dios de los mares.

Orión se jactaba de que tan grande era su fuerza y habilidad como cazador que podía matar a todos los animales sobre la faz de la Tierra. Gea, diosa de la Tierra, se alarmó ante tal jactanciosa e inapropiada afirmación. Gea decidió que Orión debía ser muerto en caso de que algún día decidiera llevar a cabo su jactancia. Entonces Gea envió un escorpión gigante a Orión y ordenó a la bestia picar Orión.

Tan poderoso como era Orión, luego de sólo una breve batalla, el escorpión logró entregar al cazador una picadura mortal. Escorpión picó a Orión en el talón (a la estrella Rigel). A Orión y al Escorpión se les dio lugares de honor en el cielo, pero fueron colocados en extremos opuestos de la bóveda celeste, de manera que nunca se enredaran de nuevo en batalla. Aunque hay otras historias sobre cómo Orión encontró la muerte, ésta es la más común.
 
En otro mito griego, la diosa Artemis (diosa de los animales silvestres y de la Luna) se enamoró del hermoso Orión. A su hermano, Apolo, no le gustaba esto, y conspiró para destruir a Orión. Un día, mientras estaba nadando Orión, Apolo pasó con Artemisa. Apolo la retó a dar en el blanco flotando en el agua. Artemis no sabía que era la cabeza de Orión, y disparó su flecha.
La flecha golpeó la cabeza de Orión, matándolo. Cuando el cuerpo de Orión fue llevado a la orilla por las olas, Artemis se horrorizó al ver su flecha y al enterarse de que había sido engañada por Apolo. En gran tristeza, ella tiernamente colocó el cuerpo de Orión en su carroza Luna de plana y lo llevó muy alto en el cielo.

Luego encontró el lugar más oscuro, de modo que sus estrellas brillaran más brillantes de todas las estrellas circundantes, y lo puso donde lo vemos hoy. En un mito, Orión fue cegado por el rey Oenopión por secuestrar a su hija Merope, con quien Orión estaba tratando de casarse.
Él era el dios Sol de los egipcios y de los fenicios. Los antiguos árabes llamaron a Orión Al Jauzah, vagamente significando "la figura central de los Cielos", y Al Babadurl, "el Fuerte". Los judíos lo llamaron Gibbor, o "el Gigante". También lo consideraron como Nimrod, quien fue atado a la bóveda celeste por rebelarse contra Jehová. Los hindúes una vez lo llamaron Praja-pati, que significa "el Ciervo". El ciervo se dice que estaba persiguiendo a su propia hija, Aldebarán, pero fue muerto por una flecha disparada por Sirio. La flecha puede verse ensartada en el ciervo como estrellas del cinturón de Orión. En la antigua China, Orión formaba parte de una constelación más amplia reconocida como el Tigre Blanco.

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